La muerte, no la historia, es la maestra de la vida. La muerte nos destruye y nos fortalece, nos recrimina y nos anima a seguir; nos pone, en definitiva, en nuestro lugar. A pesar de la evolución, ni hemos entendido la vida, ni soportamos la naturalidad de la muerte. Ahora nos damos cuenta de que hay materias que se desplazan a mayor velocidad que la luz, cuando llevamos siglos y siglos viajando con la materia de nuestros pensamientos a lugares distantes y desconocidos a mucha más velocidad. Podemos vernos o ver a quien nos apetezca en Marte saludando a Messi con solo querer imaginarlo. Si eso no es velocidad y poder sobrenatural, que venga Dios y lo vea. Y, sin embargo, sólo la muerte y algunos acontecimientos singulares nos ponen a reflexionar sobre lo que somos y a qué aspiramos; sobre lo que somos, menos. Los momentos perdidos, los amigos abandonados, las traiciones cometidas,etc. se nos hacen presentes ante la experiencia de la muerte cercana. Eso, a nivel individual y tampoco nos dura mucho tiempo. Pero, además de la muerte individual, que no es total, porque en el ambiente quedan todos los deseos, todos los pensamientos, las angustias, las malas faenas y las buenas, etc., hay otras muertes colectivas que son las que aparecen en la historia aunque no sirven de mucho, son las que llevan a los pueblos y naciones a tropezar siempre en la misma piedra.
La Europa del Este, por ejemplo, privatizó todos sus bancos. Ahora, en la República Checa, el 97% del sistema financiero está en manos extranjeras; en Macedonia, el 93%; en Rumanía, el 87%.
"No querría tener que redordar a nuestros amigos europeos cuánto nos condicionó la privatización del sistema bancario para adherirnos a la UE". Son palabras del Presidente Rumano.
¿Es posible que los deseos nos nublen tanto la vista que no somos capaces de aprender de nuestros antepasados? Una Europa con tantos miembros y tan distintas economías era inviable, y eso cualquiera de nuestros abuelos lo hubieran advertido.
¿Y ahora qué? ¿Qué va a pasar con esos países que están todavía en el Parvulario?
Algunos como Hungría ya están empezando a preocupar por sus orientaciones derechistas.
Ni siquiera a Alemania le interesa liderar este galimatías en que se ha convertido Europa. Pero a los bancos no les preocupa ésto, porque ellos reciben dinero del Banco Central al 1%, compran productos públicos que les rentan el 5%, y Viva el Sistema.
Hay una herencia inexorable que nos deja la muerte: la memoria. Ya podemos pensar cada uno en el recuerdo que dejamos.
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