La economía gira y gira. La economía, como todo lo que se mueve, consta de materia e inmateria. Dª Elena Salgado se nos aparecía cada día con un vestido nuevo. La nueva vicepresidenta viste ropas más conocidas y sencillas. Yo, para no sufrir más, fijaba mis ojos en el traje y se me suavizaban los vaticinios. Ahora, ya, ni el traje me hace levitar. Son los opuestos, las contradicciones. Un gran éxito del Gobierno de Zapatero ha sido la disminución del número de accidentes de tráfico, lo que demuestra que los gobiernos de izquierda también están en aquellos aspectos de la política que no es macroeconomía y que saben ser duros, sin necesidad de aparentarlo, en cuestiones importantes.
Por eso de los opuestos, y gracias a Gabriel Jakson, historiador, y a su traductor, Jesús Cuéllar, conozco parte de la obra de Gar Alperovitz. Espero que mi hijo me traduzca del inglés más artículos, porque lo considero de una actualidad imprescindible.
Según Gar Alperovitz, " 30 millones de adultos estadounidenses son copropietarios de empresas del tercer sector o de cooperativas de crédito". "Mas de 13 millones de estadounidenses se han convertido en trabajadores-propietarios de más de 11.000 empresas pertenecientes a sus empleados, seis millones más del total de afiliados a sindicatos del sector privado".
Cleveland, muy afectada por la decadencia de la industria metalúrgica, crea cooperativas y destaca en la instalación local de paneles de energía solar, lavandería verde, invernadero hidropónico de uso comercial, capaz de producir más de 13 millones de lechugas al año.
Catorce Estados están barajando seguir el ejemplo de Dakota del Norte, que gestiona eficazmente un banco público. Quince Estados plantean algún tipo de sistema sanitario público.
Los norteamericanos menores de 30 años están divididos a partes iguales entre las excelencias del capitalismo y del socialismo.
Que eso suponga un cambio de tendencia del modelo social de EEUU no lo cree nadie, pero sí demuestra que cuando un pueblo ha conocido la cicuta, prueba con hierbas diferentes.
El problema del descrédito de lo público no está en su eficacia intrínseca, sino en la desgana y falta de vigilancia con que se ha aplicado. De todas maneras, las empresas creadas antes de FRanco o dentro del propio régimen: Telefónica, Repsol, Unión Eléctrica, etc. no están ahora mejor gestionadas que antes, ni los servicios que prestan son mejores. De hecho, ha disminuido la atención a los clientes.
Aplicar un sistema público o social requiere mayores verificaciones, personal adecuado por oposición y ser aceptado a nivel popular. Es decir, que no produzca en otros ciudadanos sentimientos de duda o fracaso.
Nuestra flaca memoria no valora cómo se crearon de la nada empresas públicas que hoy son imperios financieros. En la estrategia de privatización se utilizó es descrédito para justificarlas.
La solución no está ni en lo público ni en lo privado, sino en crear proyectos nacionales cada vez más sólidos flexibles y abiertos que permitan cualquier iniciativa, sea pública o privada, que emerja desde lo más básico y simple, siempre que sea social e individualmente positiva. Casimiro.
¶